Irena Dione Méndez Barrios

Gabriele Consonni
January 21, 2015
Kate Connell
February 5, 2017

Irena Dione Méndez Barrios

Cuando llegue a ARCAS no sabía cómo se veía un centro de rescate o cual es el trabajo que se realiza dentro de uno. Tras mi inducción de tres días, mi primera actividad fue trabajar con loros. Durante este primer mes, tuve la oportunidad de aprender de dietas, manejo y un poco de medicina.

Los loros son el grupo más numeroso de animales en el centro de rescate por tanto la experiencia más fuerte es el trabajo con ellos, y nunca se deja de trabajar con ellos. Al principio tenía mucho miedo de sujetarlos o de alimentarlos, y a pesar de que me gane muchas mordidas sobre todo en mis primeras semanas, obtuve la confianza en mí para sujetarlos e incluso medicarlos.

Trabajar con saraguates fue toda una experiencia en mi vida y en mi práctica profesional, ya que no solo aprendí del manejo y medicina si no también conocí nuevos sentimientos y aprendí a controlarme para un fin mayor, que es darle a algo tan frágil como la vida de un monito saraguate lo necesario para vivir y crecer. En especial al primer saraguate y único saraguate que crie a mano. Al final por más que se luche hay cosas que llevan un camino y es muy difícil frenarlas, el monito falleció. Otra gran experiencia en ARCAS fueron los casos clínicos.

Eventualmente las instrucciones dejaron de llegar, y me encontré con migo misma para resolver. Mi primera reacción muchas veces fue como tener la mente en blanco, pero cuando ves un animal en esa pequeña línea de la vida y la muerte, y a pesar de la enfermedad o el dolor hay algo que lo mantiene, te hace buscar cómo ayudar, te hace resolver. Muchas veces los pacientes mueren, pero cada muerte que tuve en mis manos, me hizo apreciar aún más cada vida. Y por más frustrada, o confundida me sintiera después de perder un paciente, tuve que encontrar fuerza para levantarme, analizar, aprender y seguir adelante por todas esas vidas que me esperaban y que aún me esperan.

Además de aprender de los animales, puede ver la realidad que viven ellos, y la capacidad humana para provocar daño, sobre a todo aquellos cosas que nos recuerdan lo pequeños que somos ante la naturaleza, lo cual evidente ante el cobarde ataque al jaguar, quien falleció en nuestras manos. Mis labores en el centro de rescate fue un poquito de todo, un poco de limpieza, de cuidados de los animales, de medicina, de manejo, de mantenimiento del centro, y un poco de reparar cosas. Cada poco hizo mucho en mí como futura profesional y como persona. Enseñe a algunos voluntarios y ellos me enseñaron mucho a mí, al igual que los doctores y los trabajadores con quienes compartí aquí estos últimos 5 meses.